Es un hecho que los hábitos de la ciudadanía están cambiando rápidamente acelerados por la implantación y adopción de nuevas tecnologías. El modo en el que los clientes y usuarios realizamos pagos no es una excepción. Y los comercios y proveedores de servicios no son ajenos a ello, como tampoco lo son los bancos, las telecos, las grandes tecnológicas y las fintech que pelean por hacerse con su parte del pastel.